domingo, 5 de abril de 2015

Las telepantallas del nuevo siglo

¿Qué tan lejos está la sociedad actual de la sociedad descrita en el libro 1984 de George Orwell?

Esta es una pregunta muy interesante a la hora de iniciar un buen debate. Muchos dirán que es absurdo siquiera comparar ambas sociedades, que jamás será posible que lleguemos a una situación similar. Yo personalmente pienso que no estamos tan alejados de la sociedad y el orden social que se describe en el libro, o bueno, pienso que tenemos características similares a las que presenta la sociedad de 1984.

No es tan descabellado pensar que hoy en día estamos siendo constantemente vigilados por un Gran hermano. En el bus hay cámaras, en el metro hay cámaras, en los pasillos de la universidad hay cámaras, en las zonas de estudio hay cámaras, al entrar a cualquier negocio hay cámaras, las fotomultas son cámaras, en las calles hay cámaras de seguridad… En fin, estamos totalmente vigilados, mediante las cámaras se puede saber dónde estamos o estuvimos, con quién o quiénes, a qué hora, qué día, qué hicimos, cómo lo hicimos; una infinidad de aspectos que pueden ser monitoreados y registrados en nuestra vida cotidiana.




Un computador puede ser una telepantalla, un televisor puede ser una telepantalla, un Smartphone puede ser una telepantalla, una Tablet puede ser una telepantalla… Estamos totalmente absorbidos por la tecnología. Nos abruma tanta cantidad de contenido y entretenimiento que puede proporcionar la web y los social media, asumimos todo lo que se ve en la red como verdadero, no estamos preparados para esta llegada tan abrupta de los nuevos medios de comunicación. Los celulares, los computadores y todos estos aparatos son una herramienta que facilita y proporciona el acceso a la web.

A Facebook subimos las fotos de la última rumba, el paseo familiar de semana santa, publicamos cuando estamos tristes y cuando estamos felices, etc. Si lo miramos desde otro punto de vista, Facebook –y en general todas las redes sociales- son una enorme base de datos sobre los acontecimientos de nuestra vida, una base de datos a la que cualquiera puede tener acceso, en la que registramos nuestra cotidianidad.

A parte de ser un banco de datos al cual frecuentemente sumistramos información personal, los social media se convierten en un centro de entretenimiento –más que de información- para la mayoría de las personas. Cada día pasamos más tiempo en Facebook, o en Instagram, o en Twitter. Todas estas herramientas y plataformas fácilmente pueden ser un medio de control y de vigilancia constante, aunque suene un poco conspiracionista.

Nuestra sociedad cada vez está más homogeneizada y sin duda alguna los social media influyen mucho en esto. Es a través de las redes sociales y de los medios de comunicación por donde más fácil se puede imponer estándares tanto físicos como morales en la población general. La tendencia genera moda y la moda tiene muchos seguidores.


No lo sabemos pero estamos inmersos en un sistema político que nos lleva y nos trae a su antojo y conveniencia. Es triste pensar que cada vez estemos más cerca de convertirnos en los plebeyos de 1984, sin capacidad de juzgar ni reaccionar, sin capacidad de generar alguna reacción.

El último hombre de Europa

Describir a Wiston Smith, personaje principal de 1984, puede resultar bastante fácil.
Un hombre de aproximadamente 39 años, ni siquiera él mismo logra recordarlo; es soltero y trabaja en el ministerio de la verdad. Su vida, como la de todos los demás miembros del partido exterior, es rutinaria, completamente adoctrinado –aparentemente- , no tiene otra opción que alabar y alentar al Gran hermano, sabe que entre más fervor muestre en sus manifestaciones menos control social ejercerán en él.

Un hombre desdichado, inconforme y cansado en su trabajo. Su casa está totalmente cubierta por telepantallas y micrófonos, excepto una pequeña esquina a la que no llega ninguno de los aparatos. Winston se siente perturbado y abrumado por todo el peso del sistema. Su trabajo en el ministerio de la verdad consiste en borrar cifras, personas, datos, documentos, fotografías que vayan en contradicción con el partido único o que simplemente se consideren como una amenaza al orden social.

Smith es consciente de cómo se maneja todo al interior del partido y de cómo mediante esto se genera un ambiente de calma y felicidad, convenciendo con mentiras y datos manipulados a toda la población de que todo marcha sobre ruedas y que las cosas no podrían ir mejor. Le perturba la idea de que la memoria esté siendo borrada, no entiende cómo todos pueden seguir tan felices y olvidar cosas del pasado.


Contrario a lo que las leyes del partido permiten, Smith se sienta en el único rincón de su casa en el que no puede ser visto por las telepantallas, en un cuaderno que consiguió de manera ilegal escribe, luego de un recuerdo, Abajo el Gran hermano. Winston no es consciente pero en ese momento empieza su condena. Pese a la abrumadora propaganda a la que es sometido a diario, Winston todavía conserva la, casi que en extinción, extraña capacidad de pensar y razonar.

Pero así como Winston aún puede pensar y juzgar, también puede sentir. Se enamora de Julia, una mujer mucho más joven que él. En busca de privacidad alquila un cuarto en los suburbios de la plebe, pues en este lugar no había tanta presencia de telepantallas ni medios de control. Winston buscaba intimidad.


Quizá fue por esto que George Orwell tituló su libro, antes de que un grupo de editores lo modificara a su nombre actual, como The last man in Europa (el último hombre de Europa). Porque Winston Smith encarnaba para la obra el último ser humano con capacidad de juzgar, racionar y querer hacer algo para lograr un cambio. Winston representa para la obra la última esperanza de cambio para la sociedad del Gran hermano.

1984: Descripción general de la obra.


La sociedad planteada por George Orwell en su libro 1984 propone la imagen de una sociedad bastante organizada y completamente controlada. La historia se desarrolla en el Londres del futuro y transcurre en una sociedad virtual de 1984. Orwell terminaría de escribir el libro en el año de 1948, por lo que al invertir los dos últimos dígitos de este año produce el título de “1984”, que claramente hace una referencia directa a la sociedad en la que vivía Orwell en aquel momento. 

 El autor le da un revolcón al mapamundi y mueve a su antojo la ubicación geográfica y la división de los países, de tal modo que el mundo es regido por tres superpotencias que son Oceanía, Asia Oriental y Eurasia. Oceanía es el imperio más grande, y está conformado por el continente americano, Inglaterra –donde se desarrolla la historia-, Irlanda, Australia, Nueva Zelanda y una parte de África. Asia Oriental está compuesta por 3 países: Japón, China y Corea. Y por último, Eurasia se conforma por el resto de países de Europa, incluyendo la Unión Soviética. 



Tomando como contexto y teniendo claro el orden y la división política del mundo que se propone en el libro, continuaré haciendo un análisis más detallado de la sociedad: 


Estructura Social 

Como dije anteriormente la historia se desarrolla en Inglaterra, más precisamente en la ciudad de Londres, que hace parte del imperio de Oceanía. Tanto social como políticamente, Oceanía ha alcanzado un gran desarrollo bajo el gobierno del Gran Hermano, quien es el líder y la principal figura del Partido Único. “El Gran Hermano te vigila” es la frase con la que se autopromociona la imagen del Gran hermano, y hace referencia principalmente a la represión y al estricto control al que son sometidos todos los habitantes. Pero algo hay que dejar en claro y es que los individuos no se dan cuenta del extremo control al que viven sometidos, y por el contrario, cada día son más fieles y más fanáticos del partido único y del Gran hermano como tal. 



La sociedad se divide en tres grupos o clases sociales: 

• Miembros del partido interior, que básicamente son todos los miembros del consejo dirigente del partido, algo así como la élite del partido, sus máximos dirigentes. 

• Miembros del partido exterior, que son todos aquellos funcionarios del régimen político del Gran hermano. Viven sometidos a un extremo control social, aturdidos por las telepantallas, la abultada propaganda política a la que viven sometidos les limita su capacidad de criticar y de razonar. 

• Los plebeyos, que constituyen gran parte de la población total. El estado los tiene en cuenta como gente sin capacidad alguna para pensar y sin ningún juicio crítico, por eso no preocupan a las élites. Son una masa alejada de la política y fácil de entretener por parte del Partido único.



Los niños y los jóvenes son de vital importancia para la permanencia del imperio, son los más fanáticos y devotos dentro del núcleo familiar y la sociedad en sí. Frecuentemente los niños juzgan a sus padres y los delatan ante la policía del pensamiento. 


 Instrumentos de control social 

Las telepantallas: es la forma mediante la cual el Gran Hermano vigila a la población. Hay telepantallas en todas partes; en las oficinas, en los bares, en los cines, en las casas, en los cuartos… En todas partes. Es un aparato que puede ver en todo lo que haces en cualquier lugar en el que estés. 

Micrófonos: Al igual que las telepantallas están por todas partes y son su complemento ideal. Si las telepantallas permiten ver todo, los micrófonos posibilitar que todo pueda ser escuchado. 

• Policía del pensamiento: cumple una función similar a la de las telepantallas pero con mucho más rigor. La policía del pensamiento se encarga de vigilar y controlar cualquier indicio de rebelión o contraposición en las personas. 

• Numerosa propaganda política: Las telepantallas además de ver, proyectan las cifras y los anuncios políticos anunciados a diario por el Gran hermano, esto no da oportunidad a que la sociedad pueda juzgar o criticar, no deja espacio para la duda. 


 Estructura política
 Oficialmente el imperio de Oceanía está regido por cuatro ministerios, que son los encargados de que todo marche en completo orden y en total tranquilidad. Estos ministerios son: 

• Ministerio de la verdad: se encarga de tergiversar la verdad en beneficio del partido único. Se encarga también de la difusión de las noticias y la propaganda política. En otras palabras, se encarga de lavar la mente de la población convenciéndolos de creer en falsas verdades. 

• Ministerio de la paz: paradójicamente este ministerio es el encargado de administrar todos los asuntos relacionados con la guerra. Oceanía ha mantenido una guerra con Asia Oriental durante mucho tiempo. 

• Ministerio del amor: es el encargado la ley y el orden, bajo este ministerio recae el peso de las condenas, los juicios y los castigos. 

• Ministerio de la abundancia: se encarga de todos los asuntos económicos. El Gran hermano es el máximo jefe del partido único, todos y cada uno de los habitantes de Oceanía debe rendirle tributo, es la autoridad total a la que nunca se contradice. 


Lenguaje 
La lengua oficial es la Neolengua, una lengua que tiene como característica principal que siempre está eliminando palabras de su léxico. El lenguaje es otra forma de control por parte del gran hermano, puesto que a menor número de palabras menores serán los argumentos y la capacidad de razonar para toda la gente.