domingo, 5 de abril de 2015

El último hombre de Europa

Describir a Wiston Smith, personaje principal de 1984, puede resultar bastante fácil.
Un hombre de aproximadamente 39 años, ni siquiera él mismo logra recordarlo; es soltero y trabaja en el ministerio de la verdad. Su vida, como la de todos los demás miembros del partido exterior, es rutinaria, completamente adoctrinado –aparentemente- , no tiene otra opción que alabar y alentar al Gran hermano, sabe que entre más fervor muestre en sus manifestaciones menos control social ejercerán en él.

Un hombre desdichado, inconforme y cansado en su trabajo. Su casa está totalmente cubierta por telepantallas y micrófonos, excepto una pequeña esquina a la que no llega ninguno de los aparatos. Winston se siente perturbado y abrumado por todo el peso del sistema. Su trabajo en el ministerio de la verdad consiste en borrar cifras, personas, datos, documentos, fotografías que vayan en contradicción con el partido único o que simplemente se consideren como una amenaza al orden social.

Smith es consciente de cómo se maneja todo al interior del partido y de cómo mediante esto se genera un ambiente de calma y felicidad, convenciendo con mentiras y datos manipulados a toda la población de que todo marcha sobre ruedas y que las cosas no podrían ir mejor. Le perturba la idea de que la memoria esté siendo borrada, no entiende cómo todos pueden seguir tan felices y olvidar cosas del pasado.


Contrario a lo que las leyes del partido permiten, Smith se sienta en el único rincón de su casa en el que no puede ser visto por las telepantallas, en un cuaderno que consiguió de manera ilegal escribe, luego de un recuerdo, Abajo el Gran hermano. Winston no es consciente pero en ese momento empieza su condena. Pese a la abrumadora propaganda a la que es sometido a diario, Winston todavía conserva la, casi que en extinción, extraña capacidad de pensar y razonar.

Pero así como Winston aún puede pensar y juzgar, también puede sentir. Se enamora de Julia, una mujer mucho más joven que él. En busca de privacidad alquila un cuarto en los suburbios de la plebe, pues en este lugar no había tanta presencia de telepantallas ni medios de control. Winston buscaba intimidad.


Quizá fue por esto que George Orwell tituló su libro, antes de que un grupo de editores lo modificara a su nombre actual, como The last man in Europa (el último hombre de Europa). Porque Winston Smith encarnaba para la obra el último ser humano con capacidad de juzgar, racionar y querer hacer algo para lograr un cambio. Winston representa para la obra la última esperanza de cambio para la sociedad del Gran hermano.

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